En una final no apta para cardíacos, Argentina se quedó con su tercera copa del mundo. Le ganó a Francia 4 a 2 por penales después del 2 a 2 en el tiempo reglamentario y el 3 a 3 en el alargue.
Con el corazón en la mano y la garganta en carne viva, por unos segundos se paralizó el mundo esperando la definición de Gonzalo Montiel para fundirnos en un grito que recorrió la Argentina de punta a punta: ¡Argentina campeón del mundo!
En cada grito se liberó la tensión de un partido difícil y el pito catalán más grande del mundo a la prensa internacional (y algunos locales) que no daban dos mangos por la gloriosa "Ilusión Argentina de Fútbol".
Inmediatamente las calles de Necochea se cubrieron de celeste y blanco, con una sinfonía de vuvuzelas y bocinazos de fondo rumbo al punto de encuentro por excelencia: la rambla municipal.
Miles de Necochenses se dieron cita en uno de los puntos neurálgicos de la ciudad celebrando el tercer título mundial de la selección argentina.
A pesar del paro de transporte que dejó a pata a los vecinos de los barrios más alejados de la ciudad, sin embargo, eso no fue impedimento para que se trasladen a la playa. Caminando, con autos y camionetas a tope, Necochea festejó como nunca antes se ha visto.
Para garantizar la seguridad de las familias, el gobierno de Arturo Rojas cerró una amplia zona en el lugar y cortó calles aledañas al epicentro de para que no ingresen vehículos, al tiempo que garantizaron la evacuación de vehículos o vehículos de emergencia que tengan que salir por alguna situación.
También se trabajó en forma conjunta con comerciantes para que no haya expendio de bebidas alcohólicas durante la franja horaria en que esto se desarrolle y hasta últimas horas de esa jornada
