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A puro dedazo: Ritondo quiere imponer a Eugenia Vallota en Necochea

Eugenia Vallota y Patricia Bullrich.

A días del cierre de alianzas la casta política está convulsionada. Todos hablan con todos, se golpean el pecho clamando obediencia debida a su espacio de pertenencia pero la realidad es que nadie cede un paso en las negociaciones.

Los aspirantes a candidatos de Juntos en Necochea están al borde de arrancarse las mechas y cada uno de los socios tiene sus propias cuitas.

El radicalismo está a la espera de definiciones por parte de las autoridades provinciales para poner fecha a la asamblea que proclamará a uno de los tres aspirantes, Walter Bravo, Damián Unibaso y Gonzalo Diez, como el paladín radical que confronte al PRO en las PASO del 13 de agosto, que hasta el momento tiene como precandidatos a Eugenia Vallota, Maximiliano Delfino, Martín Migueles, Martin Orlando y Hernán Trigo Gutierrez.

En las últimas horas, Eugenia Vallota, recibió el beneficio del "dedazo" de Cristian Ritondo. Tras quedar prácticamente sin chances de competir por la gobernación, el exministro de Seguridad puso como una de varias condiciones para que Diego Santilli o Néstor Grindetti reciban su favor que algunos de sus referentes sean quienes encabecen las listas locales y entre los elegidos se encuentra la necochense Eugenia Vallota.

La promesa realizada por Ritondo a su tropa tras quedar afuera y acusar el golpe, fue intentar salvar los trapos, por lo que vende caro su apoyo en las PASO y más allá de los beneficios que consiga para si mismo y sus laderos, pretende imponer los candidatos en al menos 20 municipios bonaerenses.

Entre los amarillos necochenses la novedad no cayó nada bien ya que Vallota no ha sabido alcanzar consensos con la gente de su propio espacio político. Vale recordar el escándalo protagonizado entre la "pupila" de Cristian Ritondo y el ex precandidato a la intendencia José Dodds que terminaron a los gritos en una confitería céntrica o la denuncia de sus excompañeros de ruta que afirman que la morocha tiene por costumbre grabar conversaciones privadas para utilizarlas después como medio de extorsión.

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