El pasado fin de semana, se difundieron por redes sociales imágenes de un grupo de personas instalando un cerco de alambre en un sector del parque Miguel Lillo. Dicho espacio es utilizado por deportistas y vecinos de Necochea para actividades recreativas.
De más está decir que inmediatamente "ardió Troya" y comenzó el repudio de la comunidad en general y de organizaciones ambientalistas que demandaban saber por qué se estaba alambrando el parque. Se supo que el lugar fue concesionado al Club Villa del Parque durante la gestión de Daniel Molina y que el municipio amojonó el sector para que se proceda a cercarlo.
Entre 1997 y 2001, a Villa del Parque se lo autorizó a utilizar el predio de manera precaria, y en el año 2011, el intendente interino, Fernando Kuhn, rubricó junto al presidente del Club Villa del Parque, Gabriel Wasowsky, el convenio mediante el cual se otorgaba la cesión del actual predio de esta institución por un periodo de 20 años con opción a seis más.
Participaron de este acto el entonces director de Concesiones, Martín Rial y los dirigentes de la institución de la playa Julio Irigoyen, Marcelo Laserna, Adolfo Avila, José Raimondi, Claudia Gandolfo y Alejandro Vega. Algunos de ellos, conocidos militantes radicales.
El permiso donde se encuentran las instalaciones de Villa del Parque vencía en el 2016, por lo que la Comisión Directiva había solicitado una prolongación por 20 años en la cesión que se le concedió en ese momento.
Aunque las autoridades del club afirman que es todo legal y que el municipio amojonó el lugar exacto de la concesión, el pliego establece que para proceder al cercado del predio ubicado en avenida 10 y Pinos del Japón, se debe contar necesariamente con la autorización de la Secretaría de Públicas.
Hasta el momento, las autoridades municipales no emitieron ni media palabra en relación al alambrado que está rodeando uno de los espacios verdes más utilizados por los necochenses.
