“¡Calma radicales!” Una frase de cabecera, cuya autoría se imputa tanto a Crisólogo Larralde como a Leandro N. Alem, que sale a la luz cada vez que los ánimos correligionarios se caldean. Por estos días se repite como un mantra entra la dirigencia local.
Esta semana los boina blanca necesitaron litros de tilo para aplacar la calentura cuando se enteraron que Roberto Porcaro, con su flamante socio, el diputado Martín Domínguez Yelpo iniciaron una campaña de afiliación para meter el rabo en la interna para renovar las autoridades del comité "Emiliano Abasolo".
Según se rumorea el ex "facilitador de negocios" y enganche de Néstor Kirchner con los intendentes radicales, ahora caído en desgracia, metió por izquierda entre 90 y 120 fichas de nuevos afiliados a la UCR para participar en la interna partidaria del próximo 11 de octubre.
La dupla Porcaro- Domínguez Yelpo habría intentado realizar la incorporación en nuestra ciudad, pero al ser rechazada optaron por hacerla desde la localidad de San Isidro.
Sus intenciones serían las de apoyar un candidato "maleable" que eventualmente responda a sus intereses, intentando recrear la jugada que llevó a Horacio Tellechea a la Intendencia en el 2011 y que terminó con la escandalosa destitución del funcionario por causas de corrupción.
La interna radical es un continuo déjà vu en el que desde los albores de la democracia en 1983 se repiten los mismos nombres: con más panza, menos pelo, o bien hijos y nietos heredaron el privilegio de ocupar su lugar en las listas, como si fueran derechos vitalicios.
Hasta el momento hay tres candidatos en disputa: Sebastián Sarasibar, Alberto Esnaola y Damián Unibaso, numero (o nombres) que pueden variar de acuerdo a "las roscas" que se forjen hasta el último minuto para el cierre de listas.
