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Repudiable: maltrato y abandono a los adultos mayores en el PAMI de la ciudad

Los jubilados molestos con la atención de PAMI. (Dibujo: NOVA)

Entrar a la oficina de PAMI en Necochea es como caer en una remake del personaje de la empleada pública de Antonio Gasalla en la década de los 90´: no está Flora que en "El Palacio de la Risa" pegaba el histriónico grito ¡atrás!; acá lo reemplazan por el ¡sacá turno!.

El Frente de Todos en manada tomó como propio el logro de la reapertura de la oficina de PAMI en Quequén y tanto los concejales (con Andrea Cáceres a la cabeza) como toda la horda de referentes del universo kirchnerista (con las legisladoras Natalia Sanchez Jauregui y Jimena López incluidas) se agrandaron como galleta en el agua y llenaron las redes sociales con imágenes de frente, costado y perfil levantando la bandera de la reivindicación de los derechos de los afiliados a la obra social de la localidad hermana.

Bien por ellos si les soba el ego el creer que esto les suma un poroto a los ojos del vecino que no es ajeno al hambre y la indignidad en la que viven los jubilados (y la mayor parte del pueblo trabajador) en medio del proceso inflacionario más alto en los últimos 20 años.

En plena algarabía por los festejos, mientras todavía suenan los aplausos de las focas aplaudidoras, los jubilados de PAMI de Necochea sufren cada día los maltratos de los empleados de la delegación local, además de la violencia institucional y el abandono de persona que implica el cese de las prestaciones en nuestra ciudad.

¡Saca turno!

Flora, el personaje de la empleada pública que inmortalizó Antonio Gasalla en el "Palacio de la Risa" entre el 92´y el 96´ es un poroto al lado del personal de atención al afiliado en la sede de la calle 62. La impotencia, la bronca y las lágrimas de los adultos mayores que salen humillados y sin la respuesta que necesitan se le atraganta en la garganta a cualquier ser humano bien nacido.

Me tomo la licencia de reproducir diálogos escuchados al voleo en un día cualquiera:

Empleado de PAMI - ¡Saca turno por la página! ¡Bajá la cartilla por internet!

Jubilado - Yo no sé hacerlo además no tengo internet en mi casa.

Empleado de PAMI (con dedo acusador en frente de la nariz de su interlocutor) Si saben! Ustedes saben, para ver la quiniela y la lotería pueden entrar, les miro el teléfono y tienen cualquier porquería!.

Otro adulto mayor después de varios gritos y mucha desesperación logró que la trabajadora le informará que el horario de cierre de la oficina es a las 14 horas.

Otro más sale colorado de bronca cuando le dicen que no le van a dar el ácido hialurónico que necesita su esposa para un tratamiento en la rodilla porque "ustedes abusan y se lo ponen en la cara".

A la esposa de un paciente oncológico la mandan a la casa a "hacer la orden por internet" y no hay discusión que valga, ante el "yo no lo se hacer querida" que atinó a balbucear la mujer, la respuesta fue "aprendé".

Sin prestaciones

Revisando la cartilla de prestadores en Necochea encontramos sólo tres: el Hospital Emilio Ferreyra, el Irurzun de Quequén y la Clínica Cruz Azul que en general los rechaza y los manda con una estampilla en el traste al hospital.

Los pocos profesionales del ámbito privado que atiende a los afiliados de PAMI otorgan turnos con demora de varios meses y acceder a un estudio de alta complejidad es imposible, salvo que se cuente con el dinero contante y sonante para pagarlo (eso si, en negro, sin factura ni comprobante).

Los afiliados, sin importar su edad ni condición, son derivados a Mar del Plata, Tandil, Pinamar o Miramar. Necochea no les brinda atención médica y para toda emergencia y/o consulta solo cuentan con el saturado sistema de salud pública municipal.

Hipocresía e indiferencia

A la variopinta fauna kirchnerista que se pisó los juanetes para posar sonriendo a mandíbula batiente frente a la nueva oficina de PAMI en Quequén no le dio ni un poquito de vergüenza el hecho de que los derechos que se vulneran a nuestros adultos mayores no tienen que ver con una oficina cerrada, sino con el maltrato, la indiferencia, el abandono de persona y la falta de prestaciones médicas.

Cuando el gobierno de María Eugenia Vidal ordenó el cierre de las oficinas de Quequén, patalearon, gritaron e hicieron marchas para repudiarlo pero no les mueve la aguja el hecho de que esas mismas personas (ahora con sede nueva) esperan meses para recibir atención médica y deben viajar más de 120 kilómetros para un tratamiento adecuado a sus dolencias, que muchos están solos sin un familiar que pueda acompañarlos y contenerlos y para otros por su estado de salud el viaje hasta el centro de atención es una tortura.

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