Política
El director del Consorcio, en la mira

Polémica por oscuros negociados en el Puerto Quequén

Martín Caraffo, director del Consorcio del Puerto Quequén.

En el marco del debate por la posible estatización de los puertos bonaerenses, salieron a la luz escandalosos negociados que se llevan a cabo en el Consorcio de Puerto Quequén. Desde “favores” a las grandes terminales exportadoras hasta la existencia de un “barco fantasma” ponen en jaque a Martín Caraffo, titular de una de las gestiones portuarias más importantes de la Provincia.

En los papeles, Caraffo encabeza el directorio como representante del Poder Ejecutivo de la provincia de Buenos Aires, pero en los hechos es un vocero más de empresas cerealeras altamente cuestionadas de la ciudad.

“Caraffo es el apoderado, es decir el representante legal, de dos de las terminales más importante que manejan la exportación del puerto, una es Terminal Quequén y la otra es ACA (Asociación de Cooperativas Argentina). El consorcio con Caraffo a la cabeza es el traje a medida de los intereses privados”, confió a NOVA un importante funcionario de la entidad portuaria que por temor a represalias políticas prefirió no dar a conocer su identidad.

Ahora bien, ¿qué implica que Caraffo sea director del consorcio y a la vez abogado de las exportadoras? En primera instancia que es juez y parte de una institución que debería velar por parte de los intereses económicos y sociales en dicha región. Esta incompatibilidad cobra mayor importancia si se tiene en cuenta la cantidad de denuncias que pesan sobre las terminales portuarias en materia de contaminación ambiental, ya que la polución generada en las inmediaciones del puerto afecta directamente la salud de miles de habitantes de Necochea y Quequén, principalmente en lo que respecta a enfermedades respiratorias y cutáneas. De hecho en el caso de ACA, asociaciones no gubernamentales vienen pidiendo mayores controles debido al vertido contaminante de desechos.

Otra situación polémica que responde al doble carácter del funcionario en cuestión, tiene que ver con la inversión que deben llevar a cabo los grandes capitales instalados en la ciudad. Por ejemplo, el Plan de Gestión 2014 del puerto Quequén se propone como uno de los objetivos generales la posibilidad de “lograr un razonable equilibrio económico-financiero de la Administración a efectos de asegurar la reinversión en infraestructura y el crecimiento del puerto”.

De todas formas, nada más lejano con la realidad que lo expuesto en el informe oficial, ya que por ejemplo ACA mantiene una tecnología totalmente desactualizada siendo que ni siquiera posee filtros, sacando el polvillo sobrante con pala. En aproximadamente un año y medio de gestión, Caraffo no ha realizado ningún tipo de intimación a la empresa, de la que además es empleado.

Puede decirse que el peso de las terminales en el puerto (que además tienen representación propia en el Directorio) no es para nada insignificante. Muchas están conformadas por grupos empresariales que demarcan parte de la agenda nacional, y que mantienen una estrecha relación con el gobernador Daniel Scioli.

En el caso de Terminal Quequén, se puede decir que es una sociedad conformada por el grupo Glencor, la Sociedad Rural, Centro de Federaciones de Cooperativas Necochea-Quequén, la Bolsa de cereales de Buenos Aires, entre otros.

El barco fantasma y los contratos millonarios

Hace años que en el distrito bonaerense se habla del arribo de un “barco fantasma” al puerto local. Los dichos no tienen que ver con ningún mito regional o suceso paranormal, sino que obedecería a un millonario negociado encabezado desde el consorcio mismo.

El “barco fantasma” no es otra cosa que la carga de aproximadamente un buque con los cereales sobrantes que van quedando de las descargas (esto genera puestos de trabajos informales de gente que recoge las materias primas que quedan en los alrededores de las estaciones de carga). Fuentes municipales indicaron a NOVA que “este negocio, obviamente no se encuentra registrado ya que se desarrolla a partir del mercado negro y le representaría a la gestión del puerto unos 15 millones de dólares”.

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