En su paso por la intendencia de Necochea, López desmanteló el área de tránsito. Prácticamente desaparecieron todos los vehículos del área, incluso las motos y las grúas.

Sacó a los inspectores con años de experiencia de sus tareas habituales en el control del tránsito y ordenamiento en la calle y los mandó a realizar trabajos administrativos. En su lugar nombró a amigos y personajes funcionales (como la "Gata Sarmiento") que se dedicaron a amenazar y perseguir a los trabajadores, además de cometer todo tipo de ilícitos bajo la mirada cómplice de sus superiores.

Tránsito se convirtió en un foco de corrupción al punto que hasta los propios trabajadores denunciaban los desmanejos del área: robo de combustible, autopartes, incluso se registraron casos de sustracción de motos que fueron vendidas en operaciones ilícitas esclarecidas por la policía.

Los funcionarios al frente de las diversas áreas vinculadas a seguridad vial no se quedaron atrás. Sus negocios turbios a costa del erario municipal se reflejaron en un allanamiento a la oficina que otorga las licencias de conducir derivado de investigaciones relacionadas a causas de drogas y un homicidio.

En ese allanamiento se descubrieron gran cantidad de licencias de conducir, incluso profesionales, realizadas por fuera del sistema, es decir sin realizar las pruebas de conducción obligatorias y sin los pagos correspondientes a la comuna.