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El lago Pisicaca

Los vecinos de 55 y 80 están cansados de "vivir entre la mierda"

El lago Pisicaca de 80 y 55 lleva años contaminando el barrio impunemente. (Foto: NOVA)

En 80 y 55 se forma uno de los espejos de agua artificial más antiguos de la ciudad. Se trata de una enorme pérdida de aguas cloacales que lleva años sin solución. Pasan las campañas, pasan los candidatos, cada tanto algún concejal redescubre este foco de contaminación, se saca fotos, se olvida y los vecinos continúan viviendo en un foco de infección.

El barro y el olor de los líquidos cloacales invaden de manera permanente una de las esquinas de ingreso al Barrio de la Uocra e inevitablemente esos residuos se trasladan al interior de las viviendas poniendo en riesgo la salud de los vecinos.

Si bien Obras Sanitarias ha enviado cuadrillas para intentar dar una solución, estás no son permanentes y los desechos cloacales y olores nauseabundos que invaden la zona son parte habitual del paisaje urbano. "Vivimos entre la mierda" resumen los vecinos.

El área de Gestión Ambiental del municipio también está ausente, aunque eso no es una novedad para los necochenses. Con las altas temperaturas de los últimos días, los olores son insoportables; sobre el barrio hay una nube de moscas y mosquitos.

A lo largo y ancho de la ciudad abundan ejemplos escatológicos que ponen en riesgo la salud pública; además del lago Pisicaca de 80 y 55, también se encuentran los piletones de la calle 90 que nadie puede explicar cómo se forman y donde desagotan, aunque los vecinos de la zona afirman que el caño que arroja aguas verdes al río Quequén es su vía de desagüe.

Con las intensas lluvias registradas este año los desagües pluviales que vierten sus aguas en la playa tuvieron “sorpresas” malolientes. Desperdicios cloacales diseminados por la arena provocan la reacción de los ocasionales transeúntes pero escasa respuesta del municipio.

El “Lago Negro” que acumula los desechos cloacales del Camping Miguel Lillo, ofrece impune sus olores y su descomposición.

Punta Carballido se lleva sin dudas todos los laureles cuando se habla de contaminación cloacal. La planta de tratamiento de efluentes cloacales es una promesa eterna de todos los candidatos autóctonos y foráneos. Algunos dicen que es el Gauchito Gil de la política; todo el que pisa Necochea le hace una promesa pero pasan los años y el excremento sigue asomando entre las olas.

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