Política
No cambió nada

Las empresas siguen contaminando ante el silencio de Gestión Ambiental

El Río Quequén recibe los desagües de los canales campestres que arrastran agrotóxicos, la pérdida constante de efluentes cloacales y hasta el derrame de fuel oil provocado por una fisura en un caño en Centrales de la Costa.

Cuando el intendente Facundo López creó la Dirección de Gestión Ambiental, se pensó que soplaban nuevos aires en el cuidado del medio ambiente y por primera vez el Municipio iba a tener parte activa en el control del cumplimiento de normativas vigentes por parte de las empresas y establecimientos agropecuarios que operan en el distrito.

No solo no cambió nada, sino que la situación se ha agravado visiblemente en los últimos meses, especialmente en el cauce del Río Quequén que recibe en su último tramo rumbo a la desembocadura los desagües de los canales de los campos que arrastran agrotóxicos, la pérdida constante de efluentes cloacales, la actividad propia de puerto Quequén y el derrame de fuel oil provocado por una fisura en un caño en Centrales de la Costa.

La máxima acción impulsada por el Municipio hasta el momento ha sido la instalación de un cartel de advertencia de prohibición para bañarse y pescar en el sector donde flota a la vista de todos materia fecal y desechos orgánicos.

Empresas como Barraca Marmetto, que emana sus olores nauseabundos que se dispersan impunemente por toda la ciudad, contaminando el aire y los pulmones de los necochenses bajo la total anuencia de los gobiernos de turno; las cerealeras en la zona portuaria, que no solo contaminan el aire provocando graves enfermedades respiratorias y en la piel entre los vecinos, sino que también son responsables de la proliferación de roedores con los consiguientes riesgos sanitarios; y el peligro latente de los acopios de agrotóxicos que a pesar del triste precedente del incidente que se cobró la vida de la joven Melisa Núñez, continúan operando en el casco urbano, a metros de escuelas y viviendas.

Tampoco se habla sobre lo que pasa puertas adentro de la multinacional Cargill. Los vecinos de Quequén saben que no cumple con las normativas ambientales más elementales y arroja residuos industriales en basurales clandestinos en una zona semi-rural a escasos metros de viviendas familiares que conviven diariamente con la basura.

En el 2013 un niño de cuatro años salvó milagrosamente su vida gracias a un joven que arriesgó la suya para sacarlo del vaciadero en el que había caído. Ambos sufrieron quemaduras de gravedad.

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