Opinión
La doctrina Chocobar

La muerte de Facundo, otra evidencia de una sociedad inmersa en "un cocktail peligroso"

Facundo junto a su abuela, quien hoy pide justicia.

Por Luciano Lescano (*)

La imagen de un niño muerto, tirado en el suelo, sacude nuestra condición humana, ya sea en las costas del mar Mediterráneo o en un barrio de Tucumán.

El pasado jueves a la noche, Facundo Ferreira, un niño de 12 años, era baleado y asesinado a quemarropa por la policía de Tucumán. Según relata su abuela, Mercedes Del Valle Ferreira, en una dolorosa carta, había ido a ver las picadas del Parque 9 de Julio, como es común entre los “changos” en esa ciudad, y al volver encontró la muerte.

Hemos denunciado en nuestra ciudad, en nuestra provincia y en el país, la continuidad del aparato represivo de las fuerzas de seguridad, de las fuerzas federales y provinciales, independientemente del color político de turno.

El autogobierno policial y el abuso de poder han determinado que en Necochea hayamos tenido que lamentar en más una ocasión la muerte de un joven. Saúl Canessa o Gastón Díaz son algunos de los nombres, pero lo que más me alarma en esta ocasión, es el nuevo clima de época donde desde el propio Gobierno nacional se instala, se promueve y se garantiza la impunidad de prácticas policiales como el gatillo fácil.

La doctrina Chocobar parece estar calando profundo al interior de las policías y hoy cualquiera de nosotros, en “situación sospechosa”, puede ser su víctima. Hoy le tocó a Facundo, quien tenía la edad una de mis hijas. Antes fue Santiago Maldonado, luego Rafael Nahuel y seguro la lista se alarga con cientos de casos ocultos o desconocidos por la prensa nacional.

La gravedad de estos tiempos me obliga a esta reflexión que muchos pueden o no compartir, pero que indigna aún más cuando es el propio Mauricio Macri quien avala la ejecución de ciudadanos argentinos en las calles de nuestra patria, y en algunos casos, felicita públicamente. Avalan una suerte de pena de muerte sin juicio previo, cuando por otra parte dicen defender la vida, en debates como el del aborto.

La propia ministra Patricia Bullrich, responsable de la muerte de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, asesinado por la espalda y totalmente desarmado, ha salido a plantear lisa y llanamente la impunidad policial ante este tipo de casos. La víctima siempre es culpable y es revictimizada cientos de veces por las pantallas de TV o en las redes sociales.

El Gobierno nacional construye, con la colaboración de los medios, como en otras épocas oscuras de nuestra historia reciente, la figura de un enemigo interno que siempre pertenece a un colectivo social vulnerable: los mapuches, los trabajadores, los jóvenes pobres de los barrios populares, y luego alienta el enfrentamiento represivo con las fuerzas de seguridad, confundiendo la defensa de los derechos constitucionales de los ciudadanos y ciudadanas con impunidad para los delincuentes, cuestionando fallos judiciales como el de la Sala VI de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional en el caso Chocobar, interviniendo de manera directa e irresponsable en la independencia de otro poder, base de cualquier república.

Un cocktail peligroso que puede estallar en cualquier momento, en un clima creciente de conflictividad social ante el deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras, ante el aumento de la protesta social y ante el crecimiento de la pobreza y la indigencia.

Mientras tanto, hay un joven asesinado que hoy no comenzará la secundaria, que tenía los útiles, la mochila preparada y la ropa lista por su abuela.

Es necesario que se investigue con transparencia y de manera independiente de la propia policía, que hasta ahora estuvo a cargo de las pericias y que en un primer momento informaba a la familia que se trababa de un accidente vial.

Que sea justicia para Facundo, su abuela y sus hermanas. Mientras tanto, hoy los dos policías están libres.

(*) Responsable del Movimiento Evita Necochea.

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