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Condicionamiento en el París

La mafia de las distribuidoras atenta contra los cines del Interior, y Necochea no es la excepción

Cine Teatro Paris en Necochea.

Centenares de cines de la Argentina que cuentan con solo una o dos pantallas, no pueden decidir libremente las películas que exhiben. Tal es el caso del histórico Cine Teatro Paris en Necochea.

Hay 14 Distribuidoras Cinematográficas que proveen películas a los cines argentinos. Tres de ellas –multinacionales de origen estadounidense– Warner Fox, Disney y UIP reúnen aproximadamente el 90 por ciento de los boletos que se venden por año.

Cabe resaltar que en el caso del Cine Teatro Paris, las gestiones realizadas por su gerenciador Alejandro Silva, han logrado normalizar el vínculo con Warner Fox que por el momento envía los estrenos con regularidad.

Dichas distribuidoras comercializan sus productos de manera exclusiva, ya que ninguno de los títulos que distribuyen puede ser provisto a los cines por otra empresa, en su listado predominan ampliamente los films de productoras extranjeras.

En función de este proceder que limita las posibilidades de los cines de disponer de las películas que planifica exhibir, ahogando el libre manejo de la principal variable para el éxito de su cine que es la decisión de qué película proyectar, las distribuidoras dominantes “sugieren” insistentemente la contratación de un programador profesional.

La siempre presente viveza criolla

En este punto surge clara y tristemente la figura de un tal "Cacho" Ortiz que negocia con las salas privadas relegando y perjudicando a los pequeños cines pertenecientes al Espacio INCAA.

Por ejemplo, la empresa Lumiere concentra la representación ante las distribuidoras, de una inmensa cantidad de cines. Es la que más influye en la decisión de las películas que el público podrá ver, sobre todo en ciudades pequeñas, con cines pequeños donde rara vez se invierten millones de pesos en la construcción de un complejo con más de una pantalla.

El negocio de la exhibición cinematográfica implica que el 10 por ciento de la recaudación es para el INCAA y –según la película– el 55 o 50 por ciento es para la distribuidora, lo que evidencia la poca rentabilidad cuando se trata de públicos pequeños, dada la incidencia de los costos de funcionamiento en la exigua proporción de dinero que corresponde a la sala.

El accionar mafioso de las distribuidoras impone tres reglas que deben cumplirse rajatabla: las condiciones previas, las condiciones de continuidad no pactada y la venta atada.

Merced a este claro abuso de la posición dominante por parte de Disney, Warner Fox y UIP; a la organización a su conveniencia de la grilla de estrenos; así como también a la disponibilidad de datos y estadísticas de todas las distribuidoras y cines del país (información sensible para la competencia); concertan y uniforman políticas comerciales que constituyen cartelización.

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