En los pasillos del Concejo Deliberante se cuenta que desde un principio la discusión intramuros acerca de dar el visto bueno al MICC, se centró en que la creación del mismo sería un gran espaldarazo electoral para el intendente Facundo López.

Especulación electoral

Los concejales tienen el deber de analizar a fondo el proyecto para que nada quede librado al azar y cumpla con la normativa vigente y los objetivos que se plantean: generar puestos de trabajo, reactivar económicamente la zona donde se instalará el mercado y dar un respiro al ajustado bolsillo familiar.

Pero según contó un asiduo visitante del Concejo Deliberante, la preocupación pasa por el rédito político que va a obtener el intendente.

Se estima que en la etapa de construcción el MICC empleará a más de 300 trabajadores, además del ingreso de dinero a los comercios locales en la compra de materiales de construcción e insumos. Una vez funcionando, se crearán al menos 80 puestos de trabajo.

El predio que lleva abandonado más de 30 años, fue aguantadero, nido de ratas, basurero y nunca llamó la atención de los ediles. Económicamente la zona está muy deprimida y el movimiento que va a generar este emprendimiento va a cambiar la fisonomía del barrio y aledaños.

“Si lo aprobamos, no le gana nadie a López nunca más en Quequén” es el principal fundamento disfrazado de preocupación por las cuestiones sanitarias y de operabilidad.