El sitio oficial del gobierno reza “vamos a acercarte alternativas para que puedas disfrutar de espectáculos culturales muy cerca de tu casa”.

Este programa, altamente resistido por trabajadores de la cultura "inyecta una gran cantidad de dinero en las empresas que representan artistas que no requieren el impuso gubernamental para subsistir, al mismo tiempo que desfinancia las propuestas municipales obligando a los artistas que quieran participar de estos eventos -pensados como masivos- a hacerlo bajo la modalidad de concurso, sin distribuir recursos en las economías regionales".

El sector privado logró un excelente negocio, ya que el Gobierno le paga por sus presentaciones. Y éste, a su vez, obtiene publicidad a través de los shows sin poner un peso en la cultura local. Por ende, quienes salen perdiendo son los artistas, que se ven desfinanciados.

No hay presupuesto para financiar los organismos públicos propios del Estado bonaerense, pero sí hay dinero para hacer millonarias contrataciones directas para llevar a Los Pericos, Las Pastillas del Abuelo, Graciela Borges, el Chaqueño, Los Nocheros y otros productos comerciales a pasear por la provincia.

Esta desfinanciación de los órganos estables es de absoluta gravedad y constituye una afrenta abierta hacia el conjunto de los trabajadores y hacia la comunidad.

Cuando un artista emergente va con un proyecto cultural se le dice “no hay presupuesto para los órganos públicos". En lugar de ello, el dinero público es destinado de manera directa a productores que manejan espectáculos y además en cada ciudad de la provincia los y las artistas locales actuarán de manera gratuita.

No podría ser más claro el esquema de transferencias de recursos del sector público al privado.

En tal sentido, Piti Fernández de Las Pastillas del Abuelo fue muy gráfico al decir frente a las 18 mil personas que llenaron el jardín francés en el parque Miguel Lillo: "No dejen que les vendan espejitos de colores".