Judiciales y Policiales
Falta de contención

Los padres de Santino y Dominik cortaron el Puente Colgante para que la jueza les dé respuestas

Abajo del puente, familiares y vecinos reclamaron respuestas de la jueza. (Foto: Juan Carlos Dray)

El caso de los hermanitos Santino y Dominik Quiñones puso en la mira de la sociedad todo lo que está mal en un sistema pensado en "el superior interés del niño". La situación de la familia tomó estado público cuando sus padres desesperados ante la falta de respuestas, retiraron a sus hijos del hogar de tránsito Preciosa Semilla que pertenece a la iglesia evangélica.

Hace aproximadamente diez meses comenzó para esta familia un verdadero calvario. Tras una visita al hospital por una irritación en la zona genital de uno de los niños, se descubre que padecían sífilis. Inmediatamente se da aviso al servicio local y se pone a los pequeños en guarda del mencionado hogar de tránsito.

Su mamá, en ese momento embarazada de su tercera hija, no comprendió, nadie le explicó que pasaba. Nadie le dijo que tanto ella como sus hijos tenían una enfermedad de transmisión sexual y por esa razón, se los puso a resguardo.

Las pericias demostraron que ni Santino ni Dominik sufren síntomas de abuso. En sus cuerpos cargan con el estigma de la pobreza extrema, del abandono del Estado, de la frialdad de un sistema que sistemáticamente los dejó afuera y que hoy, según se decreta desde una oficina, por su bienestar, desgarra a toda la familia.

En la tarde de este jueves, el tío y el papá de los nenes, Juan José Quiñones, treparon a la cima del Puente Colgante reclamando la presencia de la jueza Alejandra Manis; abajo su pareja Florencia junto a un grupo de mamás y familiares que pasan por la misma situación, los acompañaron.

Todos coinciden en un punto: cuando los separaron de sus hijos no les explicaron por qué, no se los contuvo, ni se trabajó en reunificar a las familias si el caso era posible.

Tampoco se buscó un referente afectivo ya sea familiar o cercano a la familia para hacerle menos traumática al niño la separación y sobre todo, el Servicio Local de Promoción y Protección de los Derechos del niño no visitó a las familias en su entorno. Cada familia tiene un denominador común: la pobreza extrema.

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