Política
A poco de asumir

Ante la falta de respuestas y recursos, renunció el jefe de Tránsito

Juan Pérez (izquierda) junto al subsecretario de Protección Ciudadana, Germán del Rey (derecha).

La falta de gestión en la administración de Facundo López se llevó puesto al jefe de tránsito, Juan Pérez, quien tras un corto paso por el área, presentó la renuncia a su cargo.

Las primeras palabras de Pérez al ser nombrado por Germán del Rey, se refirieron a su compromiso por ordenar y poner en marcha al área de Tránsito en el municipio, que desde hace años funciona como una pyme para funcionarios y empleados deshonestos.

Su primer desencanto con la función pública lo tuvo a los pocos días de asumir. Pidió 10 handys para facilitar la comunicación entre su personal y se los dieron, pero solo dos quedaron en Tránsito. El resto fue a manos de del Rey, su cuñado Alejandro Sanz y su grupo de amigotes.

De los 50 inspectores que figuran en la nómina, solo 19 están en funciones: 10 en el turno mañana, 6 en el turno tarde y tan solo 3 a la noche. El resto se encuentra castigado en diferentes reparticiones por no querer formar parte de los malos manejos de los jefes, como es el caso de una inspectora que se negó a entregar un vehículo sin los papeles correspondientes.

Germán del Rey hizo caso omiso a los requerimientos de Pérez y las necesidades de los trabajadores. Además de no recibir el uniforme de verano y salir a la calle con sus borcegos rotos y ropa de invierno, los inspectores de tránsito del municipio ponen en riesgo su vida cada vez que suben a una moto, ya que sus cascos reglamentarios están vencidos. El correlato municipal de los chalecos antibala vencidos de la Policía de Vidal.

Según palabras de los propios trabajadores, el municipio dejó de lado el control vehicular en la ciudad para montar un espectáculo para la “gilada” con operativos nocturnos en comercios y control de venta ambulante.

Las pretensiones de ordenar el área de Juan Pérez tropezaron con del Rey, a quien el cargo de subsecretario de Protección Ciudadana le queda muy grande; dicen que heredó los vicios de su antecesores y continúa con los negocios peleados con la legalidad enquistados en la gestión, además de crear cargos jerárquicos para premiar a sus alcahuetes e incorporar más personal, entre los que se encuentran familiares y amigos.

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