Judiciales y Policiales
Asociación Civil "Jóvenes por el Pueblo"

Robaron en una casa de chapa y se llevaron donaciones para el Día del Niño

Saquearon la casa de Marcos Fernández, donde funciona una asociación que ayuda a las familias humildes de la ciudad.

Los delincuentes ya no tienen límites. Entraron a robar en una casita de chapa, propiedad de Marcos Fernández, integrante de la Asociación Civil "Jóvenes por el Pueblo", una agrupación solidaria que lucha por erradicar del distrito las casas de chapa y cubrir las necesidades básicas de los que menos tienen.

Aprovecharon que Marcos estaba trabajando y rompieron el candado de la puerta de entrada. Se robaron las donaciones de los vecinos para la fiesta del día del niño que están organizando desde hace varias semanas, principalmente ropa, calzado, golosinas y juguetes.

"No sólo me robaste a mí. También te llevaste cositas que iban destinadas a muchos niños y quizás tu hijo también las podría recibir", publicó Marcos en su cuenta de Facebook.

No es la primera vez que Marcos pierde todo lo que tiene en manos de los delincuentes "hacen más daño de lo que se pueden llevar", dijo en la anterior oportunidad que entraron a su casa.

Marcos Fernández, es uno de los fundadores del grupo solidario "Jóvenes por el pueblo" que trabaja de manera incansable por la comunidad, colaborando especialmente con niños y adolescentes. La agrupación fue reconocida con el premio Filántropo a los jóvenes destacados por la labor solidaria realizada y en lo personal por su historia de vida.

Su historia es la de cualquier chico que sólo conoció el dolor, el hambre, los abusos, la calle, los institutos de menores pero a diferencia de muchos con una experiencia de vida similar, eligió la senda correcta, la del trabajo, la del esfuerzo, el sacrificio y la solidaridad.

Vivir en una casa de chapa

La soledad, la indefensión, son los peores estados con los que se enfrentó cuando se quedó en la calle con su familia. “Muchas veces fui a la Municipalidad a pedir ayuda para mí, para mis hijos, les explique cómo vivíamos, que no podíamos alquilar, que no teníamos un trabajo fijo. Ellos arman expedientes, los archivan y esperá. Llevo siete años esperando”.

“Con mis hijos seguimos esperando y mientras tanto sufrimos el frio, el calor, que llueva y bajas de la cama y pisas barro, los días de lluvia tenés que tener a los chicos arriba de la cama porque por más que estén adentro se te mojan igual; estas comiendo con los pies en el agua, en el barro”, contó.

Lectores: 349

Envianos tu comentario