La cuestión ambiental es un tema que está de manera permanente en la agenda de los vecinos. Microbasurales a cielo abierto, agrotóxicos, olores nauseabundos emanados de la Barraca Marmetto, de las aceiteras, efluentes cloacales y el agua verde que se vierte sobre el cauce del río Quequén.
Los vecinos de la zona no pueden identificar su procedencia, algunos conjeturan que son aguas servidas que provienen de la Barraca Marmetto, otros de los piletones de origen desconocido que se forman a metros de la rivera.
En un punto coinciden: “Aguas verdes, no pueden ser buenas”.
Un funcionario de bromatología informó a los vecinos que ya se habían enviado muestras a analizar, “pero no le creemos” comentaron.
En el 2014 se vio un fenómeno similar en el chorro de desagüe de la termoeléctrica. La explicación que dieron en su momento fue que se trataba de un producto llamado fluoresceína, usado para detectar pinchaduras en los caños de la planta.
Suponiendo que en el desagüe ubicado en 90 y la ribera, se usa el mismo químico, algo que los vecinos descartan porque el líquido verde es emanado de manera constante, la empresa que vuelca aguas servidas ¿cuenta con autorización para hacerlo? El agua ¿recibe algún tratamiento previo?
