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La "nueva" moda

Temporada de culos caídos en Necochea

En las playas de Necochea, la gente elige tener el "toto" caído. (Imagen Ilustrativa)

Los hay alegres, orgullosos, deprimidos, arrugados, en forma de pera, de manzana, provocan todo tipo de fantasía y son objeto de lujuria y provocación. El culo, es sin dudas el centro de atracción del verano necochense.

Todo hombre bien nacido y cada mujer que se precie de tal, llega a la playa con una idea en la cabeza “llenarse los ojos de culos”. Cada sexo con sus propios intereses.

Los hombres con una actitud francamente onanista evalúan densidad, ancho, textura y darán el veredicto, no importa que la panza les impida verse el pito desde hace varias temporadas, son jueces crueles e imparciales que se ubican a lo largo de la orilla del mar.

A las mujeres en cambio solo les interesa ver como trató el invierno a amigas y conocidas. Simple curiosidad femenina y porque no, algún comentario al pasar sobre algún culito masculino que valga la pena un mordisco.

La fantasía inevitablemente choca con la realidad. No hay verano sin culos, es cierto, pero lejos de encontrarnos con los culos photoshopeados que las revistas exhiben de las playas de Punta del Este, Pinamar o Mar del Plata, el culo necochense es un culo real, autentico y sin cirugías, un culo familiar digamos.

El escritor Francisco Umbral decía que “el culo de la mujer es la curvatura de su alma” y aunque la taxonomía del trasero es gozosamente infinita, la temporada en Necochea viene de culo caído con alguna gloriosa excepción.

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