Afirmar lo personal es político, lo sexual es político, implicó visibilizar las violencias que nos oprimen a las mujeres por el solo hecho de serlo.

En el femicidio de Lucía Pérez se utilizó la violencia física extrema para generar un hecho político, que sobrepasa a la mujer en singular y que busca impactar en todas las mujeres: si a ella le pasó, a todas nos puede pasar. Así es como actúa el patriarcado.

La prensa los denomina crímenes pasionales, problemas de pareja, locos sueltos, violencia cruzada, lo reducen al ámbito doméstico, individual, con la peligrosa consecuencia de que la acción de los agresores, sea explicada en el marco de la “emoción violenta”, “no consciente de sus actos”, llegando a responsabilizar a las víctimas por su forma de vestir, por andar sola en la calle; abriendo el camino hacia la inimputabilidad y/o impunidad.

Todos estos factores aún siguen golpeando su cuerpo de mujer, ejecutando autoridad contra su voluntad y la de toda su familia, discriminándola y finalmente silenciándola.

Pero si los conceptualizamos como lo que en verdad son, crímenes políticos, estamos develando su carácter sistémico, extendido en el tiempo.

Por lo tanto reclamamos respuestas gubernamentales que claramente expresen compromiso con la defensa de los derechos humanos de las mujeres y que garantice la igualdad ciudadana. Las mujeres no somos todas iguales y tampoco queremos serlo. Tampoco queremos ser iguales a los hombres. Queremos ser ciudadanas como la otra mitad de la sociedad.

Una acción jurídica contundente que castigue a los responsables. Un compromiso social para que no se repita. No queremos encontrarnos en los tribunales o en los cementerios, queremos caminar libres por las calles.

Como militantes de los derechos de las mujeres no creemos que este crimen sea obra de una sola persona, por el contrario, denunciamos la cadena machista de complicidades que se inicia en el proceso de poner límite a la violencia por parte del estado.

Creemos en la necesidad de un trabajo colectivo para el armado de una sociedad de igualdad y la deconstrucción del patriarcado. Por eso, nosotras exigimos Justicia y gritamos bien fuerte:

LUCIA es Alicia Muñiz

LUCIA es Natalia Melman

LUCIA es Claudia Iraola

LUCIA es Adriana Celihueta

LUCIA es Soledad Morales

LUCIA es Soledad Malagueño

LUCIA es Chiara Páez

Es también María Marta García Belsunce, Roxana Galeano, Carolina Aló.

Sus femicidios ocurrieron y ocurren en nuestro país y en todo el mundo, en tiempos de paz y en tiempos de guerra, no importa la edad, etnias o religión. Las une su cuerpo de mujer en la violencia sufrida, en la lucha y la resistencia. Por todas ellas gritamos “Ni una menos, vivas nos queremos”.